COMPILADOR Y REDACTOR: JESUS
SEQUERA
FUNDAMENTACIÓN TEORICO
Constructo
Praxis Educativa
“Educar debe ser una acción social justa,
porque equitativa y solidariamente busca socializar mediante el conocimiento
legitimado públicamente”
En la sociedad, la educación juega un importante
rol ya que con su aporte las personas son formadas tanto fuera como dentro del
ámbito educativo, en tal sentido el propósito iniciar es que esta persona
formada tenca una responsabilidad y pertinencia con su entorno, partiendo del
hecho de que el paso por una universidad le facilitara la compresión de la
realidad donde interacciona y que sus conocimientos permitirán aportar
soluciones a la sociedad, ya que dé él se espera que haya tenido una
transformación integral de su ser y la misma se espera sea reciproca con su
realidad, con el propósito de aportar alternativas de soluciones a la misma.
La sociedad está en constante cambio, es natural que los tenga ya que esa es una de sus características que la define, sin embargo estos cambios no están acompañados por los mecanismos para ajustarse a su dinámica, es necesario generar alternativas para adaptarse a la realidad emergente, esta realidad social es comprendida por el escenario educativo desde la conformación curricular, ya que es a través de él que la universidad puede establecer una comprensión de la realidad y presentar un conjunto de objetivos, contenidos, criterios metodológicos y técnicas de evaluación que orientan la actividad académica, posterior a este proceso de alto nivel de complejidad sé inicia la praxis del docente.
Por tanto la practica educativa del docente toma en
cuenta todos los escenarios posibles que generan un proceso educativo, en tal
sentido esta práctica debe estar en constante innovación, desarrollo de
pensamiento, creatividad, tertulias educativas, reflexión sobre el entorno,
visión sistémica, ejes de transformación, interrelación con las funciones de
docencia, investigación y extensión, perfeccionamiento y actualización docente
(talleres, foros, encuentros, entre otros), estos elementos garantizarían una
práctica acoplada a los nuevos tiempos. Con esto se espera que el docente en el
momento de abordar el currículo no lo realice como una simple teoría, ya que se
necesita de su práctica en la construcción de conocimiento.
En este
sentido, no solo se debe limitar a lo planteado en el positivismo donde solo la
praxis docente parte de la aplicación de la teoría, ya que desde la mirada
postmoderna interpretativa se cambia los enunciados de explicación, predicción
y control por los de comprensión, interpretación, significado y acción. De esta
manera el docente universitario no solo debe guiarse por el currículo
universitario, también es necesario ajustarse
en primer orden a la realidad social que es dinámica y cambiante por su propia
naturaleza, aunque el currículo está diseñado tomando en consideración de la
realidad social no garantiza su total
comprensión ya que la sociedad se mueve como un torbellino tras cambios en
materia comunitaria, social, política, económica, tecnológica, cultural, donde
juega un papel preponderante la globalización.
En este sentido se trata que la praxis docente
tenga una visión sistémica del mundo en que vive donde su unidad curricular no
es solo desarrollada como parte de la práctica de la teoría presentada en el
currículo, se trata de aplicar principios de abordar la realidad inacabada, de
interrelacionar su disciplina con otros para comprender la realidad tras
procesos educativos y sociales.
Sujeto a lo antes mencionado, se presenta esta
investigación en la praxis docente,
con miras a contribuir en su dinámica y compresión del currículo y cambios
social, como significante en la extensión universitaria para fomentar la
investigación educativa en la UPEL IPREM Apure, para evitar la limitada
explicación positivista de la teoría curricular y la practica realizado por el
docente sin tener presente su entorno social ocasionando que los estudiantes
solo se interrelacionen con la teoría sin ningún esfuerzo para comprender e
interpretar la realidad, ya que la forma de hacerlo es a través de sus
funciones de docencia, investigación y extensión, para garantizar su
entendimiento intersubjetivo de la sociedad.
En sintonía con lo anterior, la praxis del docente
universitario del IPREM Apure, con el aporte con esta investigación busca no
ser un fin concluido, ya que se conjugan con miras de vivencias complejas
producto de las prácticas sociales que son dinámicas constantemente donde el
sujeto es protagonista en el entramado social. La educación universitaria y su
praxis interactúan constantemente con los actores que participan para resolver
conflictos generados tanto dentro como fuera de la institución, de allí la
importancia de general un corpus teórico para comprender e interpretar la
realidad educativa en su praxis docente y de cómo es aplicada de manera
sistémica en la sociedad.
Constructo
Extensión Universitaria.
Tomando en
consideración lo antes planteado la extensión universitaria junto a la docencia
e investigación son funciones indispensables de la universidad, por tanto desarrollar
las tres funciones juntas en un tiempo determinado indicara, una formación
integrada el cual a su vez repercutirá en contribuir un equilibrio social, en
tal sentido, plantea Morenos (2005) que “Las funciones de la universidad
Docencia, Investigación y Extensión son iguales, no existen diferencias,
incluso todas producen conocimiento y en el caso de la Extensión debe estar al
servicio del sector productivo” (p216).
En este sentido
no puede existir una buena capacitación ni actualización sin que estén
presentes las tres funciones antes mencionadas, ya que en ellas se busca la
integralidad del ser.
La actividad de
extensión es por naturaleza social, académica, científica, educativa,
participativa, informativa, entre otras. Por lo tanto persigue un horizonte
amplio desde una perspectiva social, donde la universidad tiene el deber de
atender lo intra y extra universitario, tomando en consideración aspectos y
naturalezas de índole común e individual de cada región, sus interesen, sus
creencias, entre otras. De allí radica la dinámica de la extensión
universitaria desde un punto de vista amplio donde se ajuste la particular y
general en un todo, dando sentido a lo observado y tomando la sintonía de lo
comunitario, deportivo, académico, comunicación y cultural.
Desde este
punto de vista está planteada la extensión universitaria, es notorio que la
praxis docente tiene que cumplir con esta función, es importante destacar que
la relación existente de una docencia que persiga la comprensión de los
contenidos y su puesta en práctica que orienta las ideas de los estudiantes en
la praxis pedagógica y el ejercicio docente, la investigación que este
planteada en demostrar los conocimientos existentes en desarrollo en el plan de
clases y de su aplicación en el ejercicio docente, y una orientación de la
extensión en ubicar correctamente los conocimientos en práctica social, es
decir, conocimientos a disposición de la sociedad y de sus intereses colectivos
e individuales.
Por lo tanto necesitamos una educación
universitaria que no llene de tanto contenido a través de la función de
docencia a los estudiantes, porque no se trata de cumplir con un contenido
exigido por el departamento, donde no aparece reflejada las funciones de
investigación menos las de extensión. Les recuerdo que vale más una cabeza bien
puesta que una repleta, tal como nos recomienda Montaign. Por los momentos
hasta no contar con un praxis docente con visión sistémica, es importancia
germinar una nueva praxis tomando en consideración ser creativos en el momento
de planificar y ejecutar los planes académicos e integral las funciones universitarias de docencia, investigación y
extensión, de esta manera se lograra alcanzar una buena dinámica académica en
lo siguiente; aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir y aprender
a ser, es decir, una educación que
comprenda todas las dimensiones del ser humano, de esta manera considero
dar respuestas al futuro comprometedor de la incertidumbre social.
Desde este punto de vista está planteada la extensión
universitaria, es notorio que la planificación y ejecución del docente tiene
que cumplir con esta función, es importante destacar que la relación existente
con la docencia, es la búsqueda de la comprensión de los contenidos y su puesta
en práctica que orienta las ideas de los estudiantes en la praxis y el
ejercicio docente, con la investigación está planteada en demostrar los
conocimientos existentes en desarrollo en el plan de clases y de su aplicación
en el ejercicio docente, y una orientación de la extensión en ubicar
correctamente los conocimientos en práctica social, es decir, conocimientos a
disposición de la sociedad y de sus intereses colectivos e individuales.
Constructo
Transdisciplinariedad
Referencia M Martínez,
En la última
década, ha aparecido un “movimiento” intelectual y académico denominado “transdisciplinariedad”, el cual
desea ir “más allá” (trans), no sólo de la uni-disciplinariedad, sino también,
de la multi-disciplinariedad y
de la inter-disciplinariedad.
Aunque la idea central de este movimiento no es nueva, su intención es superar
la parcelación y fragmentación del conocimiento que reflejan las
disciplinarias particulares y su consiguiente hiperespecialización, y, debido a
esto, su incapacidad para comprender
las complejas realidades del mundo actual, las cuales se distinguen,
precisamente, por la multiplicidad de los nexos, de las relaciones y de las
interconexiones que las constituyen. Este movimiento que, por su gran apertura,
es mucho más amplio y receptivo que una “escuela” ideológica con reglas fijas
de pensamiento, ha sido impulsado, sobre todo, por la UNESCO y por el CIRET
(Centro Internacional de Investigaciones y Estudios Transdisciplinarios) de
Francia.
Visión de conjunto
Hay un
hecho innegable y una lógica inexorable que se fundamenta, incluso, en el
sentido común: los problemas desafiantes que nos presenta el mundo actual no
vienen confeccionados en bloques disciplinarios, sino que sobrepasan ordinariamente
los métodos, las técnicas, las estrategias y las teorías que hemos elaborado
dentro del recinto “procustiano” de nuestras disciplinas académicas,
fundamentadas en un enfoque,
en un abordaje, en unos axiomas, en un método, en una visión unilateral de la poliédrica complejidad de toda
realidad. Esos problemas nos obligan a centrarnos más en la naturaleza del
objeto del conocimiento que en el método de medida. Mientras la Universidad es
“disciplinada”, los problemas reales del mundo son “indisciplinados”.
Las disciplinas académicas aisladas
son menos que adecuadas para tratar los más importantes problemas intelectuales
y sociales. Esa separación de saberes se torna inoperante cuando se enfrenta
a la realidad concreta que vivimos. Esencialmente, estas disciplinas son, más
bien, conveniencias administrativas, que se acoplan bien con las necesidades
de las instituciones académicas y que se perpetúan a sí mismas como
organizaciones sociales. Pero cuando se enfrentan los problemas básicos y
reales de la vida, que exigen saber cómo producir suficiente alimento para la
población, cómo asegurarle una buena salud, cómo garantizar su seguridad personal,
cómo bajar el índice de inflación, cómo aumentar la tasa de empleo laboral o
cómo ofrecerle una explicación del sentido del universo, pareciera que estas
subdivisiones disciplinarias entorpecen y obnubilan la visión de la solución
más de lo que la iluminan.
En las primeras décadas del siglo xx, la meta era el logro de una
“educación general”, como
respuesta de reforma a la tendencia, cada vez más manifiesta, de la
fragmentación del saber, debida al incremento del conocimiento científico, a
la aparición de nuevas disciplinas, al crecimiento de la especialización y a
las demandas que las comunidades hacían a las universidades.
La fragmentación de las disciplinas nos vuelve a todos, en cierto modo,
pasivos ante un mundo que se hace incesantemente más oscuro y arbitrario. Las
disciplinas, que fueron originariamente instrumentos de maestría para manejar
las realidades de la vida, se pueden convertir en medios de perpetuación de
irracionalidades al aconsejar un mal uso del conocimiento en la sociedad
moderna. La solución no consiste en desechar la acumulación de conocimientos
que la humanidad ha logrado como si fueran un lastre pernicioso, sino en
crear nuevos sistemas para su
codificación e integración, donde esos conocimientos serán más verdaderos y también más útiles y
prácticos y una herencia más rica para las generaciones jóvenes.
Postulados o Principios Básicos de la Transdisciplinariedad
A.
Ontología Sistémica.
El mundo en que vivimos está compuesto básicamente por sistemas
no-lineales; desde el átomo hasta la galaxia –dice von Bertalanffy (1981)–
vivimos en un mundo de sistemas en todos sus niveles: físico, químico,
biológico, psicológico y sociocultural, es decir, que “todo está relacionado con todo” y, por ello, puede ser impredecible,
violento y dramático; un pequeño cambio en un parámetro puede hacer variar la
solución poco a poco y, de golpe, saltar a un tipo totalmente nuevo de
solución, como cuando, en la física cuántica, se dan los “saltos cuánticos”,
que son un suceso absolutamente impredecible que no está controlado por las
leyes causales, sino solamente por las leyes de la probabilidad.
Si la significación y el valor de cada elemento de una estructura
dinámica o sistema está íntimamente relacionado con los demás, si todo es
función de todo, y si cada elemento
es necesario para definir a los otros, no podrá ser visto ni entendido
“en sí”, en forma aislada, sino a través de la posición y de la función
o papel que desempeña en la estructura. Así, Parsons señala que “la
condición más decisiva para que un análisis dinámico sea válido, es que cada problema se refiera continua y
sistemáticamente al estado del sistema considerado como un todo” (en: Lyotard,
1989, p. 31).
La
naturaleza es un todo polisistémico que se rebela cuando es reducido a sus
elementos. Y se rebela, precisamente, porque, así, reducido, pierde las cualidades emergentes del “todo” y la
acción de éstas sobre cada una de las partes.
B. La Lógica Dialéctica.
Ahora bien, el estudio de entidades
emergentes, transdisciplinarias, requiere el uso de una lógica no
deductiva ni inductiva, sino una lógica
dialéctica; en la
lógica dialéctica las partes son comprendidas desde el punto de vista del todo,
y éste, a su vez, se modifica y enriquece con la comprensión de aquéllas.
Dilthey (1900) llama círculo hermenéutico
a este proceso interpretativo, al movimiento que va del todo a las partes y de
las partes al todo tratando de buscarle el sentido. Este círculo está muy lejos
de ser un círculo vicioso (en
que una cosa depende totalmente
de otra y ésta, a su vez, totalmente
de la primera); más bien, es un círculo virtuoso, pues constituye el proceso
natural de la actividad de la mente humana en todo momento, y Hegel recurre a
él, en su Fenomenología del Espíritu (1807/1966), para explicar “este movimiento dialéctico”, como lo
llama él, donde uno “se ve repelido hacia el punto de partida y arrastrado de
nuevo al mismo ciclo, que se
supera en cada uno de sus momentos y como totalidad.
En efecto, la lógica dialéctica
supera la causación lineal, unidireccional, explicando los sistemas
auto-correctivos, de retro-alimentación y pro-alimentación, los circuitos
recurrentes y aun ciertas argumentaciones que parecieran ser “circulares”.
Pero
el uso de la lógica dialéctica parece rechazar el principio aristotélico del “tercero
excluido” y aceptar su contrario: el principio lógico del “tercero
incluido”, como lo ilustra Stéphane Lupasco con su “principio de
antagonismo” (le principe
d’antagonisme) (Finkenthal, 1998). En la lógica aristotélica del tercero excluido, base de la ciencia
occidental, el ente “A” siempre será algo totalmente opuesto al ente “no-A”, y
no habrá un término o espacio intermedio (una tercera opción). Sin embargo,
Hegel, en su Fenomenología del
Espíritu (1807/1966) construye todo su sistema filosófico sobre el
concepto de relación y dialéctica. “Hegel fue consciente de
que desarrollaba una lógica del ser
finito, una lógica de la necesidad de la relación y de la dependencia.
Fue a esa lógica a la que él llama dialéctica” (Vásquez, 1993, p. 213). Y Marx,
refiriéndose a este procedimiento de Hegel, dice que, con ello, ha expuesto “la
fórmula puramente lógica del movimiento de la razón, que consiste en ponerse (unidad, o también A=A), oponerse (la escisión de la unidad,
surgimiento de no-A dentro de A), y componerse
(la conciliación de la oposición surgida)…, o –sigue diciendo Marx–, hablando
en griego, tenemos aquí la tesis,
la antítesis y la síntesis” (Miseria de la Filosofía, cap. 11).
Lupasco (ibíd.) (en contacto
con el físico cuántico francés, Louis de Broglie) ha desarrollado una lógica
formalizable, formalizada, no contradictoria y multivalente, con tres valores:
A, no-A y T. El término T (de Tao), que es al mismo tiempo A y no-A, es
comprensible introduciendo la noción de diversos “niveles de realidad”, entre los cuales existen niveles invisibles,
es decir, no nombrables con palabras o términos ordinarios, como son los
conceptos que se refieren a las relaciones
entre las cosas. Los niveles de realidad no son difíciles de entender al
observar la jerarquía piramidal de las ciencias: cómo del comportamiento de los
átomos (física) emergen las moléculas (química); cómo del comportamiento de
éstas emergen las células (biología); y, así, las estructuras psicológicas,
sociales, culturales, etc., aumentando siempre el nivel de complejidad, que
requerirá, para su cabal comprensión, un tipo
diferente de lógica. El reducir la realidad a un solo tipo de lógica,
generará la incomprensión.
Por todo ello, la “lógica del tercero incluido” vendría a representar un concepto
de importancia transcendental en el enfoque transdisciplinario por su capacidad
de formalizar la inevitable presencia de las paradojas y antinomias y de sus
aportes complementarios en el conocimiento. Esta lógica sería una lógica
privilegiada en el estudio de las realidades complejas, privilegiada en el
sentido de que nos permite cruzar los linderos de las diferentes áreas del
conocimiento en forma coherente y nos habilita para crear imágenes de la
realidad más completas, más integradas y, por consiguiente, también más
verdaderas.
C.
Principio de Complementariedad.
En esencia, este principio subraya la incapacidad humana de agotar
la realidad con una sola perspectiva, punto de vista, enfoque, óptica o abordaje,
es decir, con un solo intento de captarla. La descripción más rica de
cualquier entidad, sea física o humana, se lograría al integrar en un todo
coherente y lógico los aportes de diferentes perspectivas personales, filosofías,
métodos y disciplinas.
La verdadera lección del principio de complementariedad, la que puede
ser traducida a muchos campos del conocimiento, es sin duda esta riqueza de lo real complejo, que
desborda toda lengua, toda estructura lógica o formal, toda clarificación
conceptual o ideológica; cada uno de nosotros puede expresar solamente, en su
juego intelectual y lingüístico (Wittgenstein, 1967), una parte, un aspecto
de esa realidad, ya que no posee la totalidad de sus elementos ni, mucho menos,
la totalidad de la red de relaciones
entre ellos.
Ya Aristóteles había dicho en su tiempo que “el ser nunca se da a
sí mismo como tal, y, menos, en su plenitud, sino sólo por medio de diferentes
aspectos o categorías” (Metaf.,
lib iv, v), es decir, aspectos que nos presenta la realidad y categorías de que
dispone el observador, los cuales siempre son limitados. Por esto, necesitamos
una racionalidad más respetuosa de los diversos aspectos del pensamiento, una racionalidad múltiple. El mismo
Descartes nos dice que “la razón es la cosa mejor distribuida que existe”, y
Montaigne afirma que “la cualidad más universal es la diversidad”.
Cada uno de nosotros ha nacido y crecido en un contexto y en unas
coordenadas socio-históricas que implican unos valores, creencias, ideales,
fines, propósitos, necesidades, intereses, temores, etc., y ha tenido una
educación y una formación con experiencias muy particulares y personales.
Todo esto equivale a habernos sentado en una determinada butaca (con un solo
punto de vista) para presenciar y vivir el espectáculo teatral de la vida.
Por esto, sólo con el diálogo y
con el intercambio con los otros espectadores –especialmente con aquellos
ubicados en posiciones contrarias– podemos lograr enriquecer y complementar
nuestra percepción de la realidad. No sería, en consecuencia, apropiado
hablar de “tolerancia” hacia
las ideas de los demás. Deberíamos, más bien, implorarles que no ofrezcan sus puntos de vista para enriquecer
el nuestro.
En el campo académico, la fragmentación del saber en múltiples
disciplinas no es algo natural sino algo debido a las limitaciones de nuestra
mente. Ya Santo Tomás de Aquino tomó conciencia de esta realidad cuando
escribió: “lo que constituye la diversidad de las ciencias es el distinto
punto de vista bajo el que se mira lo cognoscible” (Suma Teol., I, q.1, a.1).
No hay comentarios:
Publicar un comentario