Interacción Universitaria

La interacción Universitaria;
Es la vía que se tiene los integrantes de la universidad para socializar su conocimiento con su entorno a través del ejercicio dialéctico de sus funciones académicas

lunes, 10 de junio de 2013

2. La praxis educativa



La praxis educativa
“Educar debe ser una acción social justa, porque equitativa y solidariamente busca socializar mediante el conocimiento legitimado públicamente”[1]
Como práctica social, la Educación consiste en la formación del Hombre dentro y fuera del ámbito escolar. Educar es un hecho; y como tal implica responsabilidad y compromiso con lo que se hace.
Actualmente la sociedad sufre cambios de manera vertiginosa que tienen que ver con la relación Ciencia- tecnología y que luego son volcados en el aula como contenidos escolares. Este trabajo intentará realizar un análisis de las cuestiones que dentro de la práctica docente deben ser tenidas en cuenta a la hora de educar, la ética y la política, las cuales dan un marco a la praxis; y la dimensión ética de la del avance de la tecnología y su relación con el Hombre, sujeto de la educación.

“La praxis educativa como praxis ético-política”.

Para poder abordar este tema primero tenemos que develar algunos conceptos que marcan intersticios en el recorrido de nuestra formación tanto académica como personal. Por lo tanto el tratar de dar respuesta a estos interrogantes ha sido uno de nuestros objetivos para dar cuerpo al tema antes mencionado.

¿Qué es la praxis educativa?
¿Qué sería o qué es la praxis ética?
¿A qué responde la praxis política?

Si mencionamos praxis educativa, naturalmente debemos referirnos a la Educación y por consecuencia remitirnos a lo que es la fuente de esto, es decir, a las Ciencias de la Educación. Partiendo de esta idea, podemos recorrer un extenso e inconmensurable camino lleno de hechos, sucesos, avances, retrocesos, leyes, proyectos, miradas, desafíos, emprendimientos que hacen a la esencia de la Educación pero no la dan por acabada, sino que de ella se desprende la reflexión, la cual que nos aclara que la Educación en sí no es un Fin concluido sino que nos atraviesa relacionándose y conjugándose con nuestras vivencias, es una historia de complejas prácticas sociales donde el Hombre es el centro de ese inmenso entramado de relaciones pero que es uno más de los millones de Hombres que conforman a la Educación.
La educación es una praxis porque compromete día a día, momento a momento a los diferentes actores que conforman el escenario educativo; lucha diaria donde se deben resolver los conflictos que en ella se suscitan ya sea a favor o en contra de la imposición de la ideología hegemónica del momento histórico al cual atraviesa o la posición frente a nuevos planteamientos sobre su objetividad, subjetividad, pasividad, actividad, discursividad o historicidad sino que todo esto en juego de diferentes perspectivas para un mundo en constante avance donde la práctica de nuevas experiencias van haciendo Historia y Educación paralelamente, sin someter a la Educación al proceso natural del aprendizaje como habitualmente es reconocido o determinarlo como el simple hecho de socializar al
Sujeto.
La complejidad de la práctica educativa es tal que nos plantea la necesidad de considerar todos los elementos que pueden conducir a un proceso educativo, es decir, que las prácticas deben suponer innovación constante, creatividad, expansión de la imaginación, desarrollo del pensamiento, intercambio de ideas, perfeccionamiento docente académico, áulico, de estrategias, de talleres, de momentos de reflexión, de consenso de proyectos, de puntos de vistas, de acercamiento a la realidad, de propuestas visionarias con salida laboral para aquel que no quiere o no puede seguir dentro del sistema, es decir entregar herramientas para todos sea cual sea su propósito personal o social a seguir, proponer prácticas educativas auténticas ya que cada uno de nosotros debemos ser protagonistas de nuestra práctica. [2]
En referencia a la construcción del conocimiento, debemos considerar qué se entiende por práctica, es decir por la articulación Teoría-práctica y desde ese ángulo abordar la construcción del conocimiento. Si nos limitamos al pensamiento Positivista la práctica es una aplicación de la teoría, hecho totalmente criticable ya que le atribuye la superioridad a ésta y se profundiza la escisión entre teoría y práctica. Por otra parte desde la mirada interpretativa se cambian las nociones de explicación, predicción y control por las de comprensión, interpretación, significado y acción; es decir que se trata, a través de las prácticas educativas, explicar las acciones de la sociedad a través del significado que le asignan los miembros de una sociedad, sin dejar de lado su contexto.
El enlace entre la teoría-práctica debe pensarse a partir de la construcción que el docente logra en su accionar diario, éstos construyen estructuras conceptuales, teorías prácticas o teorías de acción que les permiten ir resolviendo las situaciones que le presentan de acuerdo a su entorno y al momento socio-político-cultual y económico del momento que viven, es decir reconstruyendo sus propósitos teóricos, modificándolos e interpelando a los sujetos que en su práctica actúan están haciendo teoría y práctica.
Por otra parte siempre se debe tener presente que en la práctica se esbozan franjas de incertidumbre, porque el “sujeto” esta atravesado por una inmensa maraña de relaciones a la vez que interactúa con otros “sujetos” en la misma situación y por lo tanto desorientan los lineamientos preestablecidos en las prácticas modelos, los docentes a su vez pueden intervenir con acciones espontáneas, pre-activas, interactivas y post-activas aportando valioso sustento para su propio accionar y desarrollo de las prácticas áulicas. Lo que determina a la práctica como un proceso con momentos cualitativamente diferentes, donde se concretan procesos de construcción de conocimiento profesional, individual o grupal distintos pero articulados.

Este complejo proceso y producto donde el docente logra construir y apropiarse del saber para poder desenvolverse en su espacio y cumplir con una práctica fehacientemente se lo denomina conocimiento profesional.
No puede pensarse la construcción del conocimiento desde una formación práctica como apéndice de la teoría sino como una complejidad en la que se debe constantemente reflexionar sobre los propios supuestos, creencias, teorías, experiencias, investigaciones o esquemas de acción en forma articulada.
El aprendizaje de la reflexión sobre una práctica socio-política como es la educativa, implica además de la formación teórico-práctica en lo pedagógico y disciplinar, una fuerte formación filosófica y política.


Según Aristóteles el Hombre es un animal político. La moral de los individuos solo se cumple en la política y es en ella donde se despliegan sus virtudes (justicia – prudencia – amistad) para alcanzar la “felicidad”. Es decir que las virtudes morales de los individuos solo pueden alcanzarse a través de su participación en sociedad. Cabe preguntarse si la moral ¿puede plasmarse sin una proyección pública y política?; por otra parte ¿puede la política prescindir de la moral?
Para develar estos planteamientos se debe abordar la relación entre moral y política. La moral interviene con los valores de igualdad y justicia social, pero también esta estrechamente relacionada con la libertad, la democracia y la dignidad humana dando así la justificación de los fines de la política y en ese espacio es donde la moral puede desarrollarse. Por lo tanto podríamos determinar que la moral de la mano de la política se presenta en la sociedad, y socializando sus valores moviliza la colectividad a través de la política.
Con respeto a la naturaleza de la política podemos decir que presenta dos aspectos: el ideológico y el práctico instrumental. El ideológico esta constituido por los fines donde se asienta el contenido moral. En cuanto a lo práctico- instrumental, se refiere a la relación de la política con el poder en su doble accionar, desde él y con él; por lo que se determina al poder político como el objetivo al que se debe llegar para convertirlo en un medio necesario lograr un fin último. Visto de esta forma, la política se presenta como un entramado de relaciones donde se constituyen tanto los fines como los medios.

Visto el sustento teórico sobre ética y política ahora trataremos de abordar y responder el siguiente interrogante planteado anteriormente: ¿Qué sería o qué es la praxis ética?
Socialmente, siempre se parte de la idea que la ética es necesaria en la escuela, que los centros educativos deben estar gestionados éticamente para poder exponer modelos de comportamiento ético en su funcionamiento. La práctica de la ética no genera un producto, sino un compromiso particular, individual, personal y social en busca de lograr un fin, descubriendo todos y cada uno lo que es necesario y lo que es ético, lo bueno y lo malo, lo moral y lo inmoral.
La práctica moral es un descubrimiento, un aprendizaje realizado a partir de valoraciones y observaciones de los mecanismos de decisión personal o colectiva.
En cuanto a la práctica ética, según lo expresa Paulo Freire ésta se define en “el deber ser” establecida por los principios morales que cada educador trae consigo y los que el medio sociocultural le provee; dichos principios encierran las pautas morales de convivencia y respeto, establecen normas que regulan su presencia en el mundo, utilizando como moderador de las ideologías que allí intervienen, al sentido común.
La base de la práctica ética reside en la actitud concreta de vivirla, pasando por constantes pruebas de seriedad, de compromiso con la práctica pedagógica y de establecimiento de relaciones de confianza con sus semejantes.
Dentro de la práctica pedagógica unos de elementos que la componen es la direccionalidad de la educación desde la que se puede viabilizar tanto lo autoritario como lo democrático y sin ella lo espontáneo; pero desde esta perspectiva de direccionalidad se explica una cualidad esencial de la practica educativa que Paulo Freire denomina la politicidad de la educación porque el educador en su práctica es un ser político por esencia. Además la politicidad revela otras características de la situación educativa: la estética y la ética se mueven en un mismo campo. La belleza de la práctica educativa reside en la formación del individuo libre al mismo tiempo que en él interviene la formación moral.
En resumen, para responder a los planteamientos realizados al comienzo se debe tener presente que no existe la práctica educativa sin sujetos (educador/educando) fuera de un tiempo y espacio pedagógico donde se promueve la experiencia del proceso de elaboración del conocimiento en sí, pero tampoco se debe olvidar que esa práctica educativa conlleva en si misma una política que se desenvuelve dentro de los lineamientos de un presente, en el que interactúan vivencias, sueños, expectativas, metas al la vez que se involucran valores, proyectos, perspectivas morales, es decir que no existe la práctica educativa sin la ética.

“Implicancias de la reflexión ética en el desarrollo tecnológico y científico”

Hablar de la ética de la investigación, es abordar una cuestión a la que no se le ha prestado mucha atención. Para algunos el hacer ciencia aparece como neutro, sin connotaciones teleológicas, éticas, políticas, o ideológicas; como si la ciencia estuviera más allá del bien o el mal, libre de valores, y como si el científico pudiera prescindir toda postura moral, sólo comprometido con el desarrollo de su ciencia, sin interesarse por las implicancias de la misma y sin comprometerse con los problemas que afronta en su sociedad.
Lo que se hace en el campo de la ciencia en el mundo contemporáneo, afecta profundamente la suerte de la humanidad. No cabe duda que, frente a los gigantescos adelantos científicos y tecnológicos de las últimas décadas, y de manera especial en lo referente a la biología molecular y a la ingeniería genética, la ética ha adquirido en nuestros días una importancia inusitada.
Pensemos ilusionadamente, lo que la ciencia y la tecnología podrían aportar para erradicar definitivamente el hambre, la miseria, el analfabetismo y todos aquellos aspectos que configuran el subdesarrollo de buena parte de la humanidad.
La ciencia, a comienzos del siglo XXI, se encuentra en un dramático cruce de caminos; está frente a la alternativa radical de las posibilidades para lo peor y lo mejor.
Dentro de las ideas que subyacen en el modo de pensar del hombre contemporáneo, se desarrolla una ciencia que explora, predice y controla, y una tecnología que actúa y manipula la realidad, explorándola y agrediéndola de una manera más profunda que en las épocas pasadas. Una y otra gestan la “razón tecnocrática”[3] que se resume en la idea de que todo lo que técnicamente se puede hacer, debe ser hecho.
Con tales ideas y tal concepción de la ciencia y la tecnología, están dadas las condiciones para transformarlas en instrumentos de dominación y de poder. El paradigma de la modernidad concibe el saber como dominación de la naturaleza y dominación de otros (personas, pueblos, naciones)[4]. Todo ello para ocupar espacios de poder y/o acumular beneficios materiales. Arrogancia de los hombres que se erigen en amos de la naturaleza y el mundo. Consecuentemente, usan de la ciencia y de la tecnología para dominar en beneficio propio.
Una visión mecanicista del mundo y de la ciencia, admite como natural la idea del “hombre dominador de la naturaleza”. Tal como han sido concebidas la ciencia y la tecnología, hasta época muy reciente, la naturaleza es un sistema mecánico, y como tal puede ser manipulado y utilizado. Aún los seres vivos pueden ser considerados como si fuesen máquinas. Para la “razón tecnológica”, la ética está excluida; es algo inexistente. No es extraño que algunas de las mentes más esclarecidas planteen como uno de los problemas más acuciantes el rearme ético de los científicos y de los tecnólogos.
Cuando se margina la ética: inmoralidades perpetradas en nombre de la investigación científica.
¿Podemos considerar el desamor, la falta de respeto a la dignidad humana, el avasallamiento de los derechos humanos, como forma de racionalidad? La ciencia pretende ser la máxima forma de racionalidad, pero la ciencia sin conciencia es irracional. Sin la ética, la ciencia puede ser instrumento de la barbarie.
¿Hasta qué punto la biología molecular podrá influir en la vida de los seres humanos?, ¿hasta qué punto puede modificar a los seres vivos? De esta problemática ha surgido la bioética. En términos generales puede ser definida como el “área de la ética que se refiere a las implicaciones de la biotecnología”.
Esta concepción de la bioética parte del supuesto de que la ciencia no es buena ni mala, en cuanto estudia, investiga y descubre lo que existe. Otra cosa es la tecnología, cuyo conocimiento puede aplicarse de una u otra forma, particularmente mediante las técnicas de manipulación del genoma humano.
A mediados de los años setenta los primeros procedimientos para manipular genes (ingeniería genética). Esta manipulación permite alterar sustancialmente a los seres vivos; para lograrlo, se alteran o cambian los genes, o bien se introducen genes foráneos que producen nuevos organismos. Las transformaciones genéticas en un comienzo se realizaron en organismos muy simples, como cierto tipo de bacterias. Se pasó más tarde a la manipulación de animales, especialmente mamíferos, transformados en animales transgénicos. Hay que agregar una larga lista de alimentos obtenidos por biotecnología.
Se ha logrado una gran variedad de frutas y vegetales más nutritivos y más resistentes a las plagas. Sin embargo, como lo advierten muchos ecologistas y algunos científicos, el riesgo de liberar la soja transgénica en el medio ambiente es incalculable.
Los conocimientos que hoy se tienen de la genética abren posibilidades inmensas: unas positivas y otras de signo contrario. Hemos llegado al umbral mismo del secreto de la vida, es decir al conocimiento de los propios mecanismos vitales (genética, neurobiología, embriología); y además es posible intervenir en el genoma humano. Cuando se habla del “factor Frankenstein” en el campo de la ética científica no se está fantaseando. Tenemos ya animales Frankenstein. No sólo existe la posibilidad científico-tecnológica de crear in vitro un ser humano, sino también un monstruo. Científicamente posible, éticamente rechazable, por no decir repudiable. “La responsabilidad científica, no puede separarse de las demás responsabilidades humanas”. (Husserl, Edmundo, Investigaciones lógicas. 1967).
Pensar que la ciencia y la tecnología son éticamente neutras, que lo moral sólo corre por cuenta del usuario, que se trata de un conocimiento de validez universal; significa liberar a las mismas de un enjuiciamiento ético. Cada técnica lleva en sí misma la impronta de las relaciones sociales en cuyo seno se inserta. Entonces, apruebe o no los fines de la tecnología, el Hombre se convierte en cautivo del sistema y o puede adoptar valores y metas diferentes amenos que instrumente medidas destinadas a sustituir el propio sistema.
La tecnología, dentro de la concepción que le es propia, busca inevitablemente los principios de eficacia y eficiencia; en este sentido el Hombre se vuelve un sujeto alienado, reducido a operador de fenómenos mensurables y situaciones previsibles. La tecnología revela a su autor, por lo tanto, puede ser juzgada éticamente lo mismo.[5]



Bibliografía.
- AZCUY, Eduardo A. “Identidad cultural y tecnología. Juicio ético a la modernización”. Editorial Docencia. 1994.
- ANDER- EGG, Ezequiel. “Ética en la ciencia y la tecnología. Acerca del conocimiento y del pensar científico”. Grupo editorial Lumen. 2001.
- CULLEN, Carlos. “Críticas de las razones de educar”. Temas de Filosofía de la Educación. Editorial Paidós. Bs. As. 2008.
- CULLEN, Carlos. “Perfiles éticos políticos”. Editorial Paidós. Bs. As. 2004.
- FOLIARI, Roberto. “Práctica educativa y rol docente”.
- FREIRE, Paulo. “El grito manso”. Siglo XXI editores. 2004.
- FREIRE, Paulo. “Pedagogía de la autonomía”. Siglo XXI editores. 1999.
- JIMENEZ, Nayibes; LUQUE, Marlene y CHACIN, Nelly. “Ética, praxis educativa y práctica pedagógica del docente universitario”. ED, Agosto 2005. Vol. 12 Nº 2.







2. La extensión universitaria en la construcción del conocimiento



Autor: Jesús Sequera.                                                 Articulo por PublicaDO.
La extensión universitaria en la construcción del conocimiento
La extensión universitaria es una función indispensable de la universidad, tuvo sus inicios en Gran Bretaña en 1790, producto de la revolución industrial se necesito diseñar un plan estratégico de capacitación de la población de escasos recursos para incorporarlos como mano de obra calificada en los trabajos industriales los cuales se carecía para esos tiempos. Es importante resaltar que la extensión universitaria consiste en el hacer y el quehacer de la comunidad intra, inter y extra universitaria, y que gerencialmente toda universidad debe cumplir para satisfacer la necesidad social. La cual junto a las funciones de docencia e investigación, son indispensables en la articulación de los planes académicos de todo docente, y que desde un punto sistémico se deben promover actividades que estén en el marco cultural, deportivo, recreativo, académico, tecnológico, etc.
En el mismo orden de ideas la extensión universitaria juega un papel importante en la construcción del conocimiento en lo social, ya que, es significativo destacar que el conocimiento son hechos de información adquiridos por una persona a través de la experiencia o la educación, la comprensión teórica o práctica de un tema u objeto de la realidad. En tal sentido el conocimiento solo es posible si en nuestro cerebro están dadas las condiciones para comprender e interpretar la realidad subjetiva del entorno. Es importante destacar que el cerebro es compuesto por 100 mil millones de neuronas las cuales permiten procesar toda la información que captan a través de los sentidos. Aunque se debe resaltar que el ejercicio de nuestra educación universitaria es cultivar un solo hemisferio, el izquierdo y sus funciones racionales conscientes y muy poco el hemisferio derecho, el cual es el responsable de un pensamiento intuitivo, analógica, metafórica, alegórica e integral, etc.
Por otra parte sujeto a lo antes planteado se puede considerar la falla de nuestra educación, por otro lado la mirada a las extensión universitaria y su integración real con las demás funciones de la universidad ya no es posible con nuestro sistema curricular carente de los elementos de la dinámica social y de la era tecnológica que nos arropa sin darnos cuenta, ya que necesitamos un currículo, que parta de un modelo humanista teniendo lo humano como punto de referencia principal, transdisciplinar y sistémico, que elimine los linderos de las asignaturas y relacione los elementos educativos con la sociedad, de esta manera el currículo universitario debe partir en acoplar los conjuntos de competencias básicas, objetivos, contenidos, criterios metodológicos y de evaluación que los estudiantes deben alcanzar en un determinado nivel educativo.
Por lo tanto necesitamos una educación universitaria que no llene de tanto contenido a través de la función de docencia a los estudiantes, por que no se trata de cumplir con un contenido exigido por el departamento, donde no aparece reflejada las funciones de investigación menos las de extensión. Les recuerdo que vale más una cabeza bien puesta que una repleta, tal como nos recomienda Montaign. Por los momentos hasta no contar con un currículo universitario ante planteado, solo nos queda ser creativos en el momento de planificar y ejecutar los planes académicos e integral las funciones  universitarias de docencia, investigación y extensión, de esta manera se lograra alcanzar una buena dinámica académica en lo siguiente; aprender conocer, aprender hacer, aprender a vivir y aprender a ser, es decir, una educación que comprenda todas las dimensiones del ser humano, de esta manera considero dar respuestas al futuro comprometedor de la incertidumbre social.

2. LA EXTENSIÓN UNIVERSITARIA. MODELO TEÓRICO.



LA EXTENSIÓN UNIVERSITARIA. MODELO TEÓRICO.

La tardía inserción de la extensión de la extensión en el ámbito universitario, la marginación que ha sufrido con respecto a las demás funciones y procesos en el entorno internacional y el desvirtuamiento conceptual que la signado en su desarrollo; ha provocado que en la mayoría de los países del área no rebase los marcos de la ejecución de esporádicos programas y proyectos dependientes de la voluntad política de las autoridades de gobierno en las universidades; situación que a la vez se agrava por la compleja situación internacional y las tendencias neoliberales.
El desarrollo de esta función en el contexto social  ha transitado por diferentes etapas estudiadas por los autores, alcanza importantes resultados que se expresan a partir de la propia universalización de la enseñanza superior, no logra superar las limitaciones teóricas que la absolutizan como la encargada de establecer los vínculos con la sociedad.
Un primer momento en la definición del modelo teórico de la extensión universitaria transita por la determinación de sus características como función universitaria las cuales manifiestan su percepción fenoménica:
    • La extensión universitaria se produce mediante la actividad y la comunicación.
    • La extensión universitaria se orienta a la comunidad universitaria y a la población en general.
    • La extensión universitaria puede realizarse dentro o fuera de la Universidad.
    • La extensión universitaria es parte de las interacciones de la Universidad y la Sociedad.
    • La extensión universitaria tiene como propósito promover cultura.
Desde tal definición se clarifican las peculiaridades de la interacción universitaria a través de la extensión y se delimita que el cumplimiento del encargo social de la universidad y en consecuencia los vínculos que esta establece con la sociedad no son privativos de la extensión, aunque esta puede considerarse función rectora en tanto elemento integrador y dinamizador que facilita el flujo cultural continuo entre Universidad y Sociedad en que ambos se enriquecen mutuamente.
Otro elemento que requiere ser esclarecido se refiere al concepto de cultura del que se parte al enunciar como propósito esencial de la extensión la solución a la necesidad de promover cultura en función del desarrollo cultural.
Para poder asumir la diversidad que comprende la extensión se requiere de un concepto de cultura amplio, no restringido a la cultura artística y literaria como resulta recurrente en muchas acciones que se despliegan.
La definición del modelo teórico presupone además evaluar la extensión en su condición de proceso, mediante la cual se expresa su relación más esencial, entendida como la consecutividad de etapas en que se van cambiando en el tiempo las relaciones de la estructura del objeto con vistas a cumplir el objetivo.
Según quedó demostrado por los autores en su enfoque dialéctico y sistémico en la extensión se cumplen las leyes que rigen los procesos conscientes y están presentes los componentes que integran los mismos, lo que permite afirman que se está en presencia de un proceso universitario formativo.
La profundización de estos estudios permitió delimitar que es el proceso universitario que tiene como propósito promover cultura en la comunidad intrauniversitaria y extrauniversitaria para contribuir a su desarrollo cultural.
El proceso extensionista es aquel, por tanto, que como resultado de las relaciones sociales que se dan entre los sujetos que en él participan está dirigido de un modo sistémico y eficiente, a la promoción de cultura para la comunidad intra y extrauniversitaria (objetivo), con vistas a la solución del (problema) social: necesidad de contribuir al desarrollo cultural de la comunidad, mediante la apropiación de la cultura que ha acumulado la sociedad en su desarrollo (contenido); a través de la participación activa de la comunidad universitaria y extrauniversitaria (método); planificada en el tiempo y observando ciertas estructuras organizativas (forma); con ayuda de ciertos objetos (medio); instrumentando indicadores que permitan medir la calidad (evaluación) y cuyo movimiento está determinado por las relaciones causales entre sus componentes y de ellos con la sociedad (leyes) que constituyen su esencia.
De esta manera, con la consolidación de la extensión universitaria se refrenda el carácter público de la universidad, se ejercita la presencia de la institución en la sociedad; se valida su saber y se legitima su pertinencia académica–social en una relación dialógica con los diferentes actores sociales.
En los paradigmas actuales de la universidad, la extensión debe considerarse como función totalizadora, por estar presente en cada uno de los elementos estructurales de la universidad y porque es deber y derecho de toda la comunidad universitaria e implica a toda la sociedad en su conjunto.
Por todo lo anterior se puede aseverar que la dirección consciente de la extensión universitaria solo es posible cuando se expresa la relación función-proceso con carácter de ley y en tal sentido se organiza su gestión.
LA GESTIÓN DE LA EXTENSIÓN UNIVERSITARIA: TRABAJO SOCIOCULTURAL UNIVERSITARIO.
Tomando como referente el modelo teórico que se expone y las principales dificultades presentes en proceso de extensión en las universidades, se decidió abordar la definición de un modelo de gestión para este proceso que permitiera colocarlo al mismo nivel que los restantes y en consecuencia contribuyera a su integración.
La evaluación de la problemática de la gestión de la extensión universitaria parte de la comprensión de la existencia de dos dimensiones bien delimitadas en el ámbito del Trabajo Sociocultural Universitario. La primera, una dimensión administrativa que opera desde las funciones de la dirección. La segunda, una dimensión tecnológica que se mueve a partir de la dinámica de la Promoción Sociocultural como metodología de la extensión.
Ambas dimensiones interrelacionadas dotan a la gestión del proceso extensionista de las particularidades propias que le permitan resolver las necesidades comunitarias con la dinámica necesaria y con la participación activa y consciente de los integrantes de la comunidad universitaria y extrauniversitaria.
Tal consideración posibilita evaluar que desde lo general la extensión como proceso formativo de la universidad se articula coherentemente en la planeación estratégica universitaria y la dirección por objetivos, tributando a partir del trabajo sociocultural universitario a los valores compartidos de la universidad; en lo particular, desde su dimensión administrativa, asume las particularidades propias de la extensión y se mueve a partir de las funciones de dirección y en lo específico la gestión se materializa desde los métodos propios de la promoción sociocultural, definida como metodología de la extensión.
La fundamentación de esta relación dialéctica en la gestión de la extensión, la dotan de peculiaridades propias, sin que pierda su lugar y esencia en la gestión universitaria.
Desde estos presupuestos se concibe la gestión del proceso de extensión como un sistema abierto, con objetivos definidos y un intercambio constante de información, que se nutre de todo el volumen de información y otros recursos que garanticen la efectividad del proceso y cuyas salidas están condicionadas por los objetivos, perspectivas y posibilidades reales de la extensión, así como por las exigencias que se plantean desde las instancias superiores de dirección y el entorno.
El objetivo del sistema de gestión del proceso extensionista de la universidad, es tributar al desarrollo cultural de la sociedad, a partir de potenciar el diálogo de saberes con la comunidad y sus miembros en un sentido horizontal e integrador contribuyendo a elevar su calidad de vida y a enriquecer y fundamentar la cultura preservada por la universidad.
Es un sistema de aplicación en el ámbito de la Universidad, porque se concibe justamente para resolver un problema asociado a la gestión de la extensión universitaria y a la relevancia de esta institución, llamada a preservar, desarrollar y promover la cultura de la sociedad, a partir de la integración de sus procesos formativos.
La definición del sistema supone el establecimiento de los principios que lo soportan, y garantizan su funcionamiento, por lo que teniendo en cuenta las relaciones entre los componentes del Trabajo Sociocultural Universitario y sus funciones, se consideran los siguientes:
    • Participativo: en tanto involucra estudiantes, docentes, trabajadores, Universidad y entorno social desde una postura activa y de transformación de la realidad, posibilitando la evaluación multidisciplinaria de las acciones que deben ser emprendidas, en función de potenciar el protagonismo de los actores sociales implicados en su gestión.
    • Dialógico: porque tributa al establecimiento de una realidad dialogal, que excluye la mera difusión y tiende al intercambio de propuestas entre la Universidad y la sociedad.
    • Creativo: por generar acciones innovadoras y trascendentes.
    • Contextualizado: en tanto se adecua a las peculiaridades del contexto en que actúa y evoluciona dinámicamente en función del cambio que experimenten las condiciones en las que se desenvuelve, manteniendo la eficacia y la orientación hacia los objetivos finales.
La definición de estos principios así como su relación con los componentes, funciones y niveles del trabajo sociocultural universitario, posibilitan delimitar los elementos esenciales en que subyace su dinámica y movimiento, así como establecer sobre estas bases la definición de su concepto lo que nos permite definir el Trabajo Sociocultural Universitario como el proceso de gestión que desde los presupuestos de la Promoción Sociocultural resuelve en su desarrollo la contradicción entre la dimensión administrativa y tecnológica de dicho proceso, que permite a los integrantes de la comunidad intra y extrauniversitaria optimizar y lograr los objetivos propuestos, con un mínimo de recursos, interactuando a partir de su carácter sistémico y de las Leyes de la Pedagogía en el entorno intra y extrauniversitaria para brindar la estrategia a seguir en la contribución universitaria al desarrollo sociocultural.
Esta conceptualización resulta válida para todos los procesos universitarios y los niveles estructurales de dirección universitaria, a partir de la combinación de la estructura formal y matricial, siendo en esta última vital la labor de los jefes de proyecto, elementos esenciales para el logro de los objetivos propuestos a partir de su condición de líderes del trabajo sociocultural universitario.
La extensión, vista así a través de este modelo teórico y de gestión, está en condiciones de asumir el rol protagónico que como parte de la labor de las universidades le ha sido asignado por la dirección del país en la Batalla de Ideas que libra el pueblo cubano.